El ahorro desciende, el consumo resiste
En semejante contexto de incertidumbre, con la inflación a un nivel no visto en décadas y el poder adquisitivo en contracción, cabría esperar que los europeos accionasen las palancas del ahorro y el consumo. Y, sin embargo, no es así. La media general de las intenciones de ahorrar bajan 3 puntos, mientras que las intenciones de consumir experimentan el efecto contrario, suben 5 puntos.
DESCENSO GENERALIZADO DE LA INTENCIÓN DE AHORRAR
En cuanto al ahorro, cabe recordar en primer lugar su espectacular aumento entre 2020 y 2021 en todos los países del estudio, tras la crisis de la covid, llegando en algunos casos a duplicarse o incluso triplicarse la tasa de ahorro, como en España y Polonia. Todos ellos son «techos de cristal» difíciles de romper (Fig. 6).
Las intenciones de los europeos lo confirman. Solo en 5 países existe una intención de aumentar el ahorro. Con un 59% (+7 puntos), Alemania registra una puntuación sin precedentes en los últimos cinco años. La dependencia del gas ruso, que sitúa al país en el centro del conflicto ucraniano, y la perspectiva casi impensable de enfrentarse a una recesión, explican probablemente este resultado de manera parcial.
En siete países, sin embargo, la voluntad de ahorrar ha bajado, con descensos de casi 10 puntos en España, Italia, Suecia y el Reino Unido. En estos países, ya no se trata de acumular más ahorros, sino de hacer frente a una subida espectacular de los precios de los alimentos, como en España, o a un aumento astronómico de las facturas energéticas, como en el Reino Unido. También en este tema, los países de Europa del este constituyen un grupo relativamente homogéneo, con intenciones de ahorro que han cambiado poco o nada en comparación con el año pasado.
PREVISIÓN DE UN CONSUMO LIMITADO
La previsión de un aumento del gasto tiene otra cara. Solo en dos países, Polonia y Austria, baja ligeramente (-3 puntos y -1 punto). En 11 países predomina el aumento, a veces en proporciones espectaculares como en Portugal (+13 puntos), e incluso en Suecia y Eslovaquia (+9 puntos y +8 puntos). Una vez más, como en los últimos cinco años, este último país ocupa el primer puesto de esta clasificación, con un espectacular 91 % de previsión de aumento del gasto. Eslovaquia se diferencia de otros países de Europa del este, probablemente por su pertenencia a la zona euro, que la protege de los movimientos erráticos de su moneda. Sin embargo, Eslovaquia es el país con el nivel de renta más bajo (Fig. 7).
En el contexto actual de crisis, estos resultados ponen de manifiesto un consumo limitado en el que el gasto se centra en lo necesario e indispensable para la vida diaria, a pesar de que sus precios aumentan.
El nivel real de consumo, tras un año de repunte poscovid en 2022 (+3,3 % a nivel europeo), se estancará en 2023 bajo este efecto de limitación (Fig. 8).
ESTANCAMIENTO DE LAS GANAS DE CONSUMIR
Las declaraciones de gasto expresadas por los europeos en este nuevo Barómetro de consumo confirman este punto de vista. Con un ligero descenso de 1 punto respecto al año pasado, afecta a 1 de cada 2 europeos. Significativamente, 1 de cada 4 afirma no tener ni el deseo ni los medios para consumir, un resultado que ha aumentado en 3 puntos.
Como señal del clima de desánimo que se extiende poco a poco entre los consumidores, 10 países muestran un descenso de las intenciones, siendo Alemania, una vez más, el país de Europa occidental con mayor pesimismo (-6 puntos). También como señal de que los ciudadanos no tienen ganas de darse un capricho, Eslovaquia, campeona de las intenciones de gasto, es la última en expresar su deseo de gastar (38 %).
Aunque casi todas las áreas de consumo se ven afectadas por la melancolía europea, los sectores de equipamiento del hogar son los más expuestos. Se acabó la época del encierro forzoso, cuando la crisis de salud generaba el deseo de rehacer el interior, de dedicarse definitivamente a la cocina o a los deportes de interior. Los electrodomésticos, muebles, TV/Hi-fi, remodelación/renovación y equipamiento deportivo bajan casi 5 puntos.
La renta familiar bruta disponible ajustada por persona, expresada en EPA (estándares de poder adquisitivo), se calcula como la renta bruta disponible ajustada de los hogares y de las instituciones sin fines de lucro al servicio de los hogares (ISFLSH) dividida por las paridades de poder adquisitivo (PPA) del consumo individual real de los hogares y por la población residente total
INTENCIÓN DE AHORRAR LIGERAMENTE A LA BAJA, INTENCIÓN DE CONSUMIR LIGERAMENTE AL ALZA
INTENCIONES DE GASTO QUE SE MANTIENEN ESTABLES EN GENERAL
EL EQUIPAMIENTO DEL HOGAR ES EL MÁS AFECTADO POR EL DESCENSO DE LAS INTENCIONES DE COMPRA
