La sociedad es un ser vivo que no deja de evolucionar y las empresas siempre deben ir a la estela de esos cambios. Pero cuando centramos el tema sobre la sostenibilidad, los últimos tiempos han supuesto un cambio profundo. La pandemia, las crisis y los esfuerzos que los ciudadanos hemos tenido que hacer para adaptarnos a todo ello han hecho que las actitudes del consumidor hayan cambiado aún más profundamente, si cabe. Si antes la sostenibilidad era vista como un buen deseo que debía ser alcanzado de forma progresiva, ahora es visto como una necesidad.
Las empresas no deben mostrar intenciones, deben presentar hechos y el consumidor lo ve, lo exige como un factor decisivo en sus decisiones de compra.
Hoy en día basta abrir las páginas de un medio de comunicación, escuchar la radio o ver televisión (cuando no plataformas digitales) y constatar que todo esto es una realidad. Las empresas han tomado las riendas y presenciamos una competición constante en la gestión de esas marcas para ofrecernos una imagen de sostenibilidad.
Este nuevo panorama supone un reto, no solamente ante eso que ahora se llama “eco postureo” o, más técnicamente, greenwashing, sino más seriamente, la altura de la respuesta que debemos dar al consumidor para estar en su mente en el momento de la compra. Una compra más limitada debido a la situación compleja de subida de precios y en donde el consumidor valora más los argumentos, que como este que tratamos, pueden inclinar la balanza.
Desde el Observatorio Cetelem seguiremos atentos para compartir puntualmente los resultados de nuestros análisis.
Disfruten de la lectura
Liliana Marsán, Responsable del Observatorio Cetelem